Se conoce como zona de confort a aquel estado mental que experimentamos cuando nos sentimos seguros, cómodos,...en nuestra profesión o en cualquier otra parcela de nuestra vida. Todo ello depende de las aspiraciones y valores de cada uno.
Seguro que habéis oído hablar de ello, y suena contradictorio ¿verdad? ¿Por qué salir de esta zona si es de confort, si estás cómodo?
Pienso que no hay que hacer propaganda de ello ni animar a nadie que esté en su zona de confort a que salga, porque existe mucha gente que es feliz así y no quiere más, son conformistas. Pero existe otro tipo de gente que también está muy bien en su área pero a la vez desean más, y no hablo de dinero, desean adquirir más conocimientos, conocer más gente, disfrutar de nuevas experiencias, poner a prueba sus límites, ver de qué más es capaz, en definitiva seguir aprendiendo y seguir subiendo escalones.
Ahí se encasilla una servidora.
En más de una ocasión he reflexionado sobre este tema y me he dicho a mí misma:
" Marga ya son 19 años en este hermoso trabajo, el cual cada día te gusta más, te faltan aún otros taaaaantos para jubilarte, estás casi en el ecuador de tu vida profesional, solo tienes una vida y...¿ya está? ¿ Quedarte estancada? ¿No vas a experimentar algo más en tu profesión?". Profesión que requiere aprender constantemente para poder seguir enseñando a las nuevas generaciones.
Sin buscarlo surgió y cuando se me planteó dije un ¡NOOOO! ¿Yo? Con tres hijos, una casa, mi trabajo, las extraescolares, mi familia, mis hobbies,... ¡Imposible! No quiero renunciar a nada de lo que hago y llevo a cabo en mi día a día.
Pero no se conformaron con mi NO y yo cambié mi planteamiento inicial por el siguiente " y...¿por qué no? Si yo vivo constantemente saliendo de mi zona de confort, ahora toca en mi trabajo. Si siempre busco el saber más, el experimentar cosas nuevas, el ver de qué soy capaz y cómo. Mi vida la vivo como un reto a mí misma y me gusta el riesgo" Además, un NO en mi vida salido de mi boca siempre me supone un fracaso y por esta elección no voy a renunciar a mi labor como docente con mis niños, ni a mi querida familia, mis hijos los tengo en mi propio trabajo y el cole es casi su segundo hogar, ni a mis hobbies,... Pero como también soy realista sé que sí me va a suponer un " extra" de trabajo y responsabilidades, aunque a la vez mi filosofía es que a más trabajo más disfrute y esto lo llevo a raja tabla porque solo se vive una vez y siempre busco y encuentro ese hueco para el disfrute con los míos. Nunca dejo que la balanza se me desequilibre, en ningún momento.
Por todo ello pienso que hay que disfrutar del camino pero escogiendo primero el camino correcto para uno mismo, no tirarse a lo loco a la piscina sino pensar y meditar primero todo .
Seguro que encontraremos alguna travesía empinada o con alguna piedra o pedrusco, ahí será donde sacaremos nuestra valía, nuestro esfuerzo y donde descubriremos habilidades propias que desconocíamos.
Y después la sensación de haberlo conseguido será única. ¿Qué sentido tendría la vida si todo el camino a recorrer fuese cuesta abajo? Sería más fácil pero más monótono y aburrido, desde mi parecer.
Yo comparo mi vida con mis carreras, cuando salgo a correr no solo corro sino que además medito, aunque a veces voy pensando qué haré de comer mañana, en estas meditaciones veo que la vida es como una carrera; sí, los primeros kms son duros y hay tramos donde pararía pero sigo y sigo y cada vez puedo llegar más lejos porque soy fiel y constante a mi entrenamiento y cuando acabo la sensación de logro es indescriptible.
Así que, añoranza porque se acaban las vacaciones pero a la vez mucha ilusión y ganas de conocerme en mi nueva faceta, la cual haré todo lo bien que pueda y más.
