
Como todos los años y parece que cada vez antes, comenzamos
a ver ya los primeros anuncios navideños (el de la lotería y el del Almendro
son mis favoritos, con esas melodías tan bonitas y pegadizas), los escaparates
decorados, los dulces ya a la venta,... ¡Qué bonito el ver por la noche todas
las lucecitas y decoración en los pueblos, ciudades y centros comerciales! Y
qué ilusión junto a los míos decorar nuestra casa escuchando, como música de
fondo, los villancicos. La mayoría, en estas fechas, sacamos ese niño que
llevamos dentro.
Se acercan esas fiestas llenas de magia, ilusión y tengo
que decir que también de consumismo. Las navidades de ahora están
supercomercializadas, "el comprar por comprar" y a cualquier hora
porque los comercios te abren sus puertas incluso en días festivos, explotando
al trabajador y dejándolo sin poder disfrutar de los suyos en esos días en los
que la inmensa mayoría sí podemos.
Otro tema son los valores que se intentan potenciar,
tenemos que ser más buenos, más amables, más generosos, acordarnos del necesitado, sí, sí, porque es
Navidad. Todo esto está fenomenal pero si lo practicáramos los 365 días del
año.
Antes también se compraba y se hacían regalos, pero de
manera más sencilla. Ahora viene Papa Noel cargadito de regalos y a la semana
los Reyes Magos con más regalos, de manera que los niños se vuelven locos pero
no de contentos sino de no saber qué hacer con tanta cosa; así no valoran nada.
Por todo esto yo echo de menos las Navidades de antes:
Cuando llegaba diciembre mis abuelas ya iban preparando
los ingredientes para hacer esos dulces típicos navideños de la zona, las toñas
y los mantecaos. Llenándose la casa de cierto olor navideño haciéndome recordar
que ya se acercaban las Navidades. Nos reuníamos en casa con parte del
vecindario a elaborar los dulces, todo un arte y tradición popular que hasta el
día de hoy seguimos haciendo, aunque nos faltan las maestras que nos enseñaron
tan bien como lo hicieron con ellas.
El primer recuerdo que tengo y bien claro, a pesar de
tener 4 añitos, es la imagen de mi madre disfrazada de Rey Baltasar dándome los
regalos con su pedazo panza, pues le faltaba 3 días para dar a luz a mi
hermana, y con toda su cara pintada de negro la reconocí por un anillo que
llevaba puesto. Me cuentan que dije: “!anda ese anillo lo tiene igual mi
mamá!”, qué inocencia más pura.Al día siguiente, día de Reyes, íbamos todos los niños a
la plaza del pueblo con el regalo que nos habían dejado la noche anterior para jugar con los amigos y mostrarlo.
Los años siguientes nos daban los regalos en la
escalinata de la iglesia, nos iban nombrando e íbamos subiendo y allí estaban
los tres Reyes esperándonos, a mí me gustaba Gaspar e intentaba que me tocara
siempre él; el de mi hermana era Melchor. En esta época el Papá Noel no existía
en Benejúzar.
También recuerdo cuando íbamos detrás de mi madre para
que nos bajara del trastero ese árbol con sus adornos que conservábamos año
tras año con sumo cuidado y ese belén de figuritas de plástico que guardábamos
como si de un tesoro se tratara, echábamos el serrín, le colocábamos las
lucecitas... La historia se repite porque ya tengo a los míos detrás pidiéndome
lo mismo: “mami , ¿cuándo decoramos?, ¡que ya falta poco!”. Ya tienen escrita
la carta a Papá Noel, Íker solito la sabe hacer, pero Ánder no; me hizo mucha
gracia cómo le dictaba a su hermano los juguetes para que éste los copiara en
su carta. Como podréis imaginar los dos llenaron todas las líneas de la carta,
pues lo quieren casi todo. Yo lo que les digo es que si piden mucho habrá niños
que se queden sin juguetes y eso no puede ser. También les hago ver la realidad
durante el año, no sólo en estas fechas, acompañándome a casas de necesitados
de nuestro pueblo, que por desgracia hoy hay muchos, a llevarles ropa nuestra o
comida.
Volviendo atrás, junto a mis hermanos, la misma tarde que
nos daban las vacaciones en el cole, realizábamos tarjetas navideñas para la
familia y para decorar la casa, las decorábamos con purpurina, algodón,
pinturas…, nos quedaban muy bonitas. Y cuando veíamos en la tele los anuncios
de juguetes jugábamos a ver cuál nos tocaba, según el orden en el que estábamos
sentados. Los sábados solíamos ir a ver belenes de las localidades cercanas con
mis padres. Y además, venían mis primos de Barcelona a pasar las fiestas con la
familia; lo pasábamos en grande los seis, haciendo de las nuestras.
Para mí la Noche Buena era y sigue siendo la fecha más
bonita y simbólica de estas fiestas. Era la noche que nos traían los regalos,
cuando se puso en moda el Papa Noel en España, para así poder disfrutarlos
todas las vacaciones. Solía ser mi madre quien los colocaba bajo el árbol, o en
el balcón, o en la terraza,...y la que se comía el turrón y la leche que
dejábamos a los renos y a Papá Noel. Una vez la pillamos con la boca llena,
pues acababa de dejar los regalos y como ella cumplía hasta el final, se comía
lo que dejábamos mis hermanos y yo; los tres pensamos lo mismo al verla
masticar, pero hicimos caso omiso, pues queríamos seguir creyendo aunque ya no fuéramos
tan niños. Recuerdo, entre otros juguetes, mi muñeca lloripecas, el lumirama,
la Nancy gimnasta, las barriguitas, mi primer Nenuco…Al día siguiente
madrugábamos para jugar con lo que nos habían traído.
Esa noche cenábamos todos en el comedor, lugar reservado
para ocasiones especiales, junto al piano para después tocar y cantar
villancicos; mi hermano y mi padre con sus clarinetes , mi hermana y yo al
piano y el resto entonaban la melodía. Seguidamente las abuelas repartían sus
aguinaldos y !a la hucha!Todavía lo hacemos así y me encanta, aunque faltan seres
queridos, pero a la vez hay seres nuevos; es ley de vida. Alegría y cierta tristeza y añoranza a la vez.
Intento que las navidades de mis hijos sean como fueron
las mías, sencillas. También reciben sus juguetes en Noche Buena y ya está, incluso
vienen los Reyes Magos, pero traen un pequeño detalle para que vean que los han
visitado; porque Papá Noel ya trajo lo suyo. Intentamos que no se centren sólo
en lo material y que valoren otros aspectos como la unión familiar, el
compartir, el ver que hay otros niños que no recibirán tanto como ellos, por no
decirles que nada; y que las Navidades no sólo es recibir juguetes sino que
podemos hacer otras cosas divertidas e interesantes como hacer manualidades
navideñas o culinarias, como esas galletitas con formas de estrellitas, lunas,…(el
próximo artículo será sobre esto: cómo entretenerlos en estas vacaciones).
Acabaré con unas curiosidades navideñas:
-La familiar imagen de Santa Claus, con el
trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense,
aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de
San Nicolás. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.

La imagen del Santa Claus regordete con la barba y el
traje rojo se debe a la imaginación de los publicistas de Coca-Cola, fue
en la primavera de 1931 cuando Coca Cola experimentaba una no muy buena época,
pues comenzaba a correrse el rumor de que dicho refresco no era del todo
saludable, fue entonces cuando la directiva de la empresa decide crear una
publicidad navideña entorno a Santa Claus.
-Los villancicos fueron
incorporados a estas fiestas por la Iglesia en la Edad Media y significaba
canción de la villa o canción campesina ya que, al parecer, fue un canto
rústico de villanos o aldeanos . Pero a lo largo de la historia, el villancico
sufrió muchísimas transformaciones, hasta que, a partir del siglo XIX, su
nombre quedó exclusivamente para denominar a los cantos que aluden al misterio de la Navidad.
-El árbol de Navidad,
tal y como hoy lo conocemos, tiene su nacimiento en Alemania. Todo sucedió un
día de Navidad de la primera mitad del siglo VIII. San Bonifacio, un misionero
británico, se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas
alemanes de que el roble no era sagrado. En ese momento, un roble cayó
destrozando todos los arbustos y árboles más pequeños que encontró a su paso.

Del desastre consiguió salvarse un pequeño abeto: San Bonifacio lo consideró un
milagro y le llamó 'el árbol del Niño Dios'. Así, en las sucesivas Navidades
los cristianos celebraban la Festividad plantando abetos y, posteriormente,
esta costumbre evolucionó hasta dar lugar a la actual decoración. En España, ha
tardado en arraigar y no ha sido hasta mediados del siglo XX cuando se ha
popularizado.
- Las
tarjetas de navidad no
empezaron a utilizarse hasta 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en
Londres en 1846.

-Los reyes Magos
.En el capítulo dos, versículo 1-12, del Evangelio de San Mateo,
se narra el camino que hicieron tres 'magos' (denominados así porque en aquella
época se conocía como 'magos' a los 'sabios' o astrónomos) que fueron siguiendo
una estrella hasta llegar a Belén.
Allí
visitaron y ofrecieron tres regalos al recién nacido Jesús: oro, incienso y
mirra. Aunque las escrituras no explican de dónde procedían los tres reyes,
todo indica que vinieron desde Babilonia o Persia, lugar en el que los magos
tenían una gran influencia.Tampoco
se conoce a ciencia cierta cómo eran o cómo se llamaban.

En el
siglo XIV, el monje benedictino Beda, doctor de la iglesia, describió a los Reyes
Magos en un manuscrito: 'Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del
mismo color; Gaspar, más joven y rubio; y Baltasar, un señor negro'.
De esta
manera, Beda los identificó como representantes de Europa, Asia y África.
En cuanto al número de Reyes Magos, se acepta el de tres, Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque en
distintos lugares se supone que fueron dos, cuatro, y hasta doce, como en
Armenia.
Del
mismo modo, es incierto su destino después del encuentro con la familia de
Jesús en Belén.
Existen
muchas teorías que intentan profundizar lo que está escrito en la Biblia, pero
lo que sí sabemos con seguridad es que, con el tiempo, sus Majestades los Reyes
Magos se convirtieron en unos personajes muy queridos por todos los niños.
-El roscón .Actualmente
en España, es tradición degustar un delicioso dulce entre los días 5 de enero e
inmediatamente siguientes: el llamado Roscón de Reyes. Hoy en día se asocia la
tradición a los Reyes Magos de Oriente pero su origen no tiene nada que ver con
ellos.
La tradición de este dulce se remonta a los tiempos del Imperio Romano,
entonces eran tortas dulces que se repartían para que las comiera gente más
pobre y de la servidumbre, aquél que encontraba el haba que se escondía en su
interior era tratado como un rey durante todo el resto del día.

A partir del siglo III después de Cristo, esta tradición del dulce llega a
Francia y España asimilada por el cristianismo. En el primer país el niño que
encontraba el haba era colmado de regalos y mimos.
Con todo lo dicho os deseo unas:
FELICES FIESTAS